
Yo soy así
Yo soy así, como siempre fui, aunque menos niña y menos joven, pero la misma mujer. Soy la misma por más que a veces lo dude.
En ocasiones, me planto frente al espejo y la superficie lisa, suave y descaradamente sincera me lo confirma, devolviendo mi imagen, cambiada quizá, pero con la misma esencia; la imagen de una mujer realista pero soñadora, incansablemente pensante, discutidora, atrevida y defensora de los derechos de las mujeres, aunque los años me han enseñado que no siempre tienen los hombres toda la culpa de nuestros problemas.
Me gusta la gente modesta y generosa ya que detesto a esa otra soberbia y presumida, que no le da a su ego ni un solo minuto de respiro.
Admiro a esa mujer luchadora que tiene la certeza de que puede conseguirlo casi todo porque está decidida a morir intentándolo, esa misma mujer que al convertirse en madre educará a sus hijos libres, independientes y sin prejuicios, para así regalarles una mente abierta que será la que les permita vivir sin cadenas. Porque ellos serán las mujeres y los hombres del futuro.
Me encanta recordar, revivir momentos y lugares que una vez existieron, dejarme transportar por ellos para volver a sentir sensaciones lejanas, buscar en mi memoria nombres e imágenes que jamás volverán, pero que una vez estuvieron ahí, aunque con ello pueda despertar un poco de nostalgia.
A veces, ojeo mi imagen proyectada y de reojo observo mi perfil, incluso me atrevo a sonreír, el espejo valiente me devuelve mi sonrisa y mi gesto, y la verdad, no negaré que en ocasiones sube por mi garganta, un saborcillo a morriña por esa juventud que se aleja sin prisa, pero también sin pausa, dejando atrás la mirada brillante y descarada de los pocos años.
Pero reacciono rápido, porque yo no fui, yo soy, soy presente y futuro, mujer, madre, hija, hermana y amiga y tengo la suerte de poder ejercer de todas ellas.
No importa lo efímero que sea, el presente hay que disfrutarlo porque en un instante se habrá convertido en pasado y el pasado nunca vuelve.
Yo soy de esa gente a quien le gusta reírse incluso de sí misma, me entretiene pintar, aunque lo hago poco y no demasiado bien, me encanta jugar a cualquier cosa y no me canso aunque pierda, me divierte hacer crucigramas o cualquier tipo de pasatiempos, leer, ver alguna película de suspense, miedo o acción, también me gustan los concursos, y soy feliz con mi gente, con esa con la que puedo ser yo misma.
Mi debilidad son los animales, siento verdadera tristeza por ellos, porque son títeres en las manos del hombre, que suele ser a menudo muy cruel con ellos, seres asesinos que no merecen ser llamados humanos, porque creo que la humanidad es otra cosa. Me duele sobremanera el maltrato animal.
Con los años, la joven que un día fui se va diluyendo entre las luces y la sombras que reflejadas se entremezclan sobre la superficie lisa y suave que es el espejo, entonces yo le vuelvo a sonreír, y lo hago de frente, para que se crea que no tengo miedo, pero la verdad un poquillo si que me da el paso del tiempo…
Aunque tengo claro, que no hay que dejar que se note, porque el miedo encoge, paraliza y además es inútil y para nada quiero yo experimentar tales sensaciones, en absoluto deseo que los temores paren el gran motor de la vida como es la ilusión y las ganas.
Porque hay tantos motivos por los que vivir, caminos que andar, recuerdos por los que sonreír, besos que dar, mares que navegar y cielos que cruzar, que bien vale por todo ello seguir adelante.
Te has retratado delante del espejo tu realidad y no las transmites con tus palabras bien escritas, un abrazo
Gracias, me encanta que te gustara. La inspiración a veces me echa una mano, además de la empatía con los demás. Un besazo.
Hola Pilar querida: yo sabía que eras exactamente así como te ves y te describes y algo más: sé que quienes te rodean se saben afortunados por estar cerca de una mujer y media como tú. Leyéndote recordé una afirmación muy poderosa que trabejé terinta y tres días para convertirla en decreto interior: » Yo valgo. Yo puedo. Yo soy».
¡Muy buena vida para tí, Pilar»
Abrazote de siempre.
La verdad, cuando te leo, me pregunto si nos conocíamos de antes; quizá una vez fuimos amigas, amigas de esas que en las que las charlas y las confidencias no tenían fin. Nunca se sabe igual una vez fue así. Mil gracias una vez mas. Un besazo muy fuerte.