
Querida vida
Querida vida, cuantas recriminaciones te haría si tuviera las palabras correctas con las que escribirte, y si supiera formar las frases idóneas con las que reprocharte las muchas cosas que no entiendo, los cientos de embistes y los muchos atropellos que no alcanzo a comprender.
Una nueva existencia extinguida, un puñado de energía apagada, transformada quizá, pero lejana y perdida en algún lugar del cosmo; mientras ella vuela, otros corazones se resquebrajan, sobre todo porque entendían que aún no les tocaba.
No tocaba el silencio ni la ausencia, no parecía que fuera el momento de las lágrimas rodar, porque aún quedaban capítulos por escribir e historias para poder contar.
Pues sí, hoy podría escribir los renglones más tristes, contaros las mil caras que tiene la ausencia, e incluso dibujaros los cientos de trazos con los que el silencio es capaz de ilustrar tantos momentos de soledad; porque en ocasiones la vida te embiste con fuerza, y aunque el golpe no roce tu cara puedes notar la punzada de dolor, que siente el amigo que llora en silencio y grita sin voz.
Querida vida, en ocasiones pegas tan fuerte que nos dejas perplejos, impresionados y desagradablemente sorprendidos.
Es una pena cuando la vida nos golpea de esa manera. No hay palabras que puedan describir esa ausencia.
Un besillo.
Una vez más muchas gracias por leer y comentar.