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El viento de levante

El viento de levante

Por el 23 de abril de 2017 en Apuntes con No comentarios

El viento de levante huracanado que nos acompaña hace ya demasiados días sigue soplando con fuerza, continúa negándose a marchar, y yo me siento obligada a escribir de nuevo sobre sus fechorías.

Cabezas pesadas y pelos indomables. Salir a la calle es como abrir una gran ventana por la que el viento salvaje entra sin piedad llevándose a su paso cualquier cosa que no esté bien pegada al suelo ¡ Pero muy bien pegada ha de estar!

Las luces de los semáforos parpadean inquietas, las persianas caen rendidas a sus pies, y cualquier chapa se puede convertir en un peligro volante, que amenaza seriamente la integridad física de cada uno de los atrevidos, que osamos salir a la calle.

Paredes que se rinden al temporal de levante

Los muros no son refugios para nadie, si no peligros potenciales en manos del viento caprichoso, al igual que los tiestos y macetas, ellos pasan de ser elementos decorativos para convertirse en verdaderas armas arrojadizas.

Y de los árboles, qué os voy a decir de esos seres indomables e irreverentes que a diario nos contemplan desde las alturas, y en cambio estos días han sido meros muñecos a merced de los tiranos brazos del viento de levante. Algunos claudicaron ante tal fuerza, a otros los desnudó de ramas y hojas, dejando a su paso un paisaje digno de un temporal de levante.                                                                             Muñecos a merced del viento de levante

El viento de levante, el rey de esta tierra, ha tenido bien hacernos una visita larga e intensa, ahora solo nos queda esperar que se vaya del todo, y que tarde mucho en volver.

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