
Vidas enjauladas
Vidas enjauladas son las de esas personas que como pajarillos renunciaron a volar alto y libre con sus alas al viento, conformándose a vivir a ras del suelo, donde el aire es denso e irrespirable en muchas ocasiones.
Gente que por no arriesgar se resigna a permanecer entre barrotes, encadenada a ellos por los grilletes de las costumbres y las tradiciones mal entendidas, impidiéndoles moverse más que de un rincón a otro de sus jaulas; cuadriculados y aburridos, que solo ven con la razón que les otorga la intolerancia y las cuatro esquinas de esa pajarera que les da cobijo, siendo incapaces de mirar un poco más allá, quizá por miedo a perder la comodidad y la seguridad que creen que tienen, y olvidándose de mirar las estrellas.
Lo peor de estas personas tristes y normalmente llenas de prejuicios, es que no saben que lo son, no se dan cuenta de ser unos mustios canarios encerrados entre varillas, seres apocados y encogidos envueltos en los miedos obsoletos y en las ideas rancias, conformándose con cantar unas pocas veces al día, y creyendo que por ello son libres.
Ni siquiera ven la necesidad de escapar cuando pueden, porque no conocen más mundo que ese, y tampoco quieren conocerlo. Hasta la brisa que sopla fuera les asusta, además de no comprender en absoluto a aquellos que no se conforman con vivir enjaulados.
Para ellos, los verdaderos barrotes son sus mentes estrechas, incapaces de aceptar los cambios y sobre todo de admitir esas nuevas ideas que fluyen inevitablemente, arrastrando con ellas filosofías y pensamientos diferentes a los suyos.
Pequeños pájaros encerrados en si mismos, que prefieren la pequeña jaula segura y caduca al aire fresco que se respira fuera de ella, el par de palos ridículos donde apoyarse, antes que el árbol frondoso y alto donde refugiarse, y por supuesto, el alpiste que nunca falta en el pequeño comedero, antes de aquella hormiga o esa jugosa hoja que espera paciente a que se decida a ir a por ella.
¡Pobres prisioneros, esclavos e infelices! Ni siquiera saben que lo son, permitiéndose el lujo de criticar el vuelo de aquellos que libres llegan a la copa alta del árbol.
!Verdad triste vida la del canario en su jaula de oro! Pero a otros los acontecimientos de su camino por la vida, tal vez, lo llevô a preferir la carcel donde tiene comida,lecho y techo.!No podemos poner a todos en la misma bolsa de prejuicios! Creo que cada uno tiene sus motivos para actuar de esa manera.No los justifico, trato de entenderlos,nada màs.
Algunas personas no son culpables,solamente son víctimas incapaces de sobreponerse a unas circunstancias. Gracias por leerme y comentar, un abrazo Angela
Volar siempre, extender las alas y recoger en el vuelo tus sueños… Buen post Pilar.
Gracias, muchas gracias.