
Un minuto de silencio
Un minuto de silencio es un regalo, pero prolongado en el tiempo se hace infinito, arrastrando con él todas esas cosas que se debieron decir y no se dijeron.
Acaso no sabías que dejaría tu voz lejana en la memoria y el deseo de oírte se difuminaría como el humo de una chimenea, ¿por qué pensaste que callarte sería mejor? Porque el silencio golpea el alma de quien quiere escuchar una palabra, lo inunda todo haciendo densa la vida, insoportable el momento, pero es cierto, si quieres acabar con algo bonito guarda silencio y tendrás que decirle adiós.
Con el silencio se van las explicaciones y quedan las conjeturas, se van las respuestas y permanecen las preguntas, se va la realidad y solo quedan los sueños, y estos, a lo largo del tiempo terminan por dejar de serlo para convertirse en aire.
El silencio no mueve el mundo ni remueve los sentimientos ni contagia la ilusión ni hace crecer el amor, solamente deja vacía el alma y un rastro de soledad; porque él acalla la voz, separa a los amigos, adormece los sentimientos y deja el alma sumida en la duda y la tristeza.
Es imposible hacer hablar al silencio, solamente nosotros podemos hacerlo.