
Santiago de Compostela y A Coruña
Unas vacaciones en Galicia no hubieran sido completas sin visitar Santiago de Compostela y A Coruña.
Llegamos a Santiago a primerísima hora de la tarde, y aunque no pudimos estar demasiado tiempo si paseamos por sus calles empedradas, respirando el arte y la historia que impregnan cada piedra y cada esquina de esta ciudad.

Fachada del Obradoiro y Pórtico de la Gloria
Turistas de países diferentes, jóvenes, mayores ó en familia, recorrían cada calle, aunque la finalidad era la misma que la de cualquier peregrino, llegar a la Catedral.
La fachada principal, llamada del Obradoiro es impresionante, en ella se encuentra el Pórtico de la Gloria, protegido por esta fachada gótica cuya misión principal es cuidarlo de las inclemencias del tiempo.
Una vez dentro del templo pudimos ver capillas, sepulcros de reyes y lo que tradicionalmente se cree que son las reliquias de Santiago Apóstol, además de los tesoros catedralicios, sin olvidar el claustro, el archivo y los tapices; pero sobre todo, lo que más me gustó, fue el Botafumeiro.
Un incensario enorme bañado en plata, que hoy pesa 62 kilos vacío, casi 100 cuando está lleno, y que parece ser que se comenzó a usar para quitar el mal olor en el templo cuando los miles de peregrinos llegaban sudorosos y poco limpios.
Luego, hicimos una larga cola para besar la túnica del Apóstol, y nos fuimos llevándonos un buen recuerdo y sintiendo no tener más tiempo para seguir en la ciudad.
Otra tarde le dedicamos A Coruña. La recuerdo una ciudad limpia, señorial y con bastante luz, a pesar de que estaba nublado; gente bien vestida y poco ruidosa.
Estuvimos en la Torre de Hércules, el faro en funcionamiento más antiguo del mundo. Cerca de él, allí en el suelo muy cerca del mar, el símbolo de la ciudad, una gran Rosa de los Vientos marca el camino al marinero.
Su paseo marítimo, la famosa calle de la Marina con sus galerías de cristal e incluso el tranvía, todo nos pareció bonito y de buen gusto.
Fueron pocas horas,, las que pasamos en A Coruña y en Santiago, pero muy agradables; pero había que volver, para O´Pindo quedaba un buen trecho.