
La historia de una violación
Esta es la historia de una violación, el relato de una mujer que con la mirada perdida intenta sin conseguirlo controlar el tiempo, saber cuántas horas habían pasado desde que él se fue, cuanto llevaba allí tirada, pero por más esfuerzo que hacía no lo lograba.
Después de unos minutos con su cabeza girando sin cesar e intentando adivinar donde se equivocó, solo le quedó claro una cosa, había sido la protagonista y la víctima de una violación, su violación, y ella no era culpable de nada.
Unos minutos después pudo comprobar que por más que intentaba moverse era incapaz de lograrlo, su cuerpo se había convertido en una carga demasiado pesada para su voluntad, y ella no se encontraba en disposición de llevarle la contraria, de ahí que siguiera en aquella postura de abandono.
Poco a poco su mente comenzó a salir del letargo en el que se había sumido, y su garganta comenzó a gritar sin voz.
-Violación- ¡ Me han violado!
Luego, las imágenes comenzaron a circular por su memoria como si de una galería de fotogramas se tratara, el pulso volvió a acelerarse y las lágrimas, por fin, comenzaron a brotar de sus ojos sin ningún tipo de control.
Podía volver a sentir la voz caliente y el olor a sudor de su agresor, sus manos manoseando su piel y su cuerpo cayendo como una losa sobre el suyo. Algo le empujaba a intentar recordar, tenía la impresión de que haciéndolo sería algo más fácil superar la experiencia brutal que un desarmado le había provocado a su vida; pero su alma y su mente no se lo permitían, de manera que no lograba enlazar los recuerdos.
Necesito un descanso – pensó –
Y recordar no me dejará descansar.
No sin un gran esfuerzo logró levantarse. La vida tendría que seguir, pero jamás podría ser la misma porque siempre habría un antes y un después de…
Sin comprender muy bien el por qué, encendió el ordenador y buscó el significado de violación, pero por mucho que leyó no encontró ese que había descubierto mientras su cuerpo yacía ultrajado y herido por el animal que se aprovechó de ella, abusando de su fuerza y escudado en la oscuridad de la noche.
Una acepción verdaderamente gráfica y real que ella definió en su mente como un robo, el mayor de todos los robos, el más innecesario y brutal, llevándose con él cada trago de saliva que su miedo fabricó, las gotas de sudor que recorrieron su cuerpo como el resultado del esfuerzo que llevó a cabo por zafarse de sus garras, aquella bocanada de aire que tragó para no gritar y así el daño físico no fuera aún mayor, y lo peor, lo más grande, ella sintió como le robaron su dignidad, le pisotearon su amor propio herido y le machacaron su alma.
Un robo sin ningún tipo de atenuantes.
Ha sido leerte y empezar a pensar que mil palabras no valen para atenuar ni un ápice de dolor.
El daño de la violación sólo se neutraliza con la venganza.
¿Políticamente incorrecto?
No sé…Tú dirás…Analízate
¿Qué te resulta más insoportable?
¿Violación …o venganza?
¿Ninguna de las dos?
¿Por qué?…¿Las ves al mismo nivel?
Sabes, la venganza vive dentro de las personas, de unas si y de otras no, al margen del daño que cada una haya recibida. Pero creo que es lícito tener la necesidad de ella cuando te hacen daño, aunque no todo el mundo llega a sentirla o necesitarla, y mucho menos llevarla a cabo.
Gracias por tu opinión.