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La desigualdad entre hombres y mujeres

La desigualdad entre hombres y mujeres

Por el 12 de enero de 2016 en Apuntes con 4 Comentarios

Recuerdo aquella época, cuando la desigualdad entre hombres y mujeres situaba a éstas abajo de la escalera, mientras que ellos se encontraban en el rellano más alto; eran tiempos en los que todo valía para conseguir avanzar aunque solo fuera unos pasos, porque cada pequeño detalle conseguido se convertía en una victoria que ayudaría a ganar la guerra contra la desigualdad que sufrían la mujeres en casi todos los frentes.

Difícil llegar al rellano, pero más difícil aún encontrar un hueco. Ellos estaban allí por ser hombres, la mujer que llegaba porque se lo había ganado; pero el futuro se empezaba a escribir y no había marcha atrás, habría que compartir.

Puedo recordar cuando todo era importante ¡ Muy importante!

Existían miles de pormenores en los que fijarse, detalles que nos discriminaban solamente por ser mujer; nuestro nombre siempre estaba el segundo en el buzón, en la puerta de la calle, en los apellidos de los hijos. Hoy, todas esas cosas siguen casi igual, pero lo cierto es que quizá importan menos, porque muchas de nosotras hemos aprendido que La Igualdad, así con mayúscula, es otra cosa.

En estos momentos confusos en los que se mezclan lo importante y lo menos importante, hay que hacer hincapié en que lo de menos, aunque tenga su importancia, es ser miembros o miembras, que lo absurdo es intentar que haya reinas magas, que poco importa que los colectivos vengan definidos por el género masculino en vez de por el femenino o que nuestros nombres y apellidos vayan en segundo lugar  ¡ Aunque estaría bien que todo eso también cambiase !

Porque lo verdaderamente interesante es que aunque seamos miembros, los derechos sean iguales para todos, que a pesar de que los magos fueran reyes, y eso es algo que no podemos cambiar, si podemos cambiar que los curas, los obispos e incluso el Papa sean siempre hombres, mientras que las mujeres estemos discriminadas solo por no serlo.

Lo justo sería que a esas mujeres que llenan las universidades, las empresas, los juzgados, los hospitales, las oficinas, los talleres, los comercios etc, les sean reconocidos sus derechos igualitos que a los hombres, mismas funciones mismos sueldos, respetadas como personas, sin prejuicios ancestrales, sin malos tratos y sin que las utilicen como propiedades solo porque una vez eligieron formar parte de la vida de un hombre.

Con el tiempo aprendí que hombres y mujeres no somos exactamente iguales, pero tenemos la misma esencia y los mismos derechos, entre ellos el más importante, la libertad para elegir, opinar y decidir sobre nuestras vidas, sobre nuestras almas y también sobre nuestros cuerpos.

Esto es lo verdaderamente importante, mientras no se consiga seguiremos estando abajo de la escalera.

 

 

4 Comentarios

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  1. Ascensión dice:

    ¡Así se habla hermana! ¡sí señora!

  2. María dice:

    Completamente de acuerdo. Se ha perdido la esencia de la igualdad en pequeños detalles. Y lo importante es de lo que hablas tú y no habla nadie. Los derechos.
    Un besillo.

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