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Por el 8 de noviembre de 2018 en Apuntes con No comentarios

Hablar.

Hoy, en una mañana de otoño de esas en las que la lluvia ha dejado perlas que resbalan sobre el cristal de forma caprichosa, en busca de algún destino, hoy que de nuevo el silencio atrevido se empeña en llevarme a mil lugares distintos, en esta mañana en las que las nubes les ganan la partida al sol, siento que hay algo que aprendí o que me enseñaron alguna vez y que sé que es cierto.

Hablar.

Las cosas solo se aclaran hablando, y haciéndolo desde la verdad, y con todo el empeño y la buena voluntad de solucionarlas. Después de intentarlo habrás puesto la pelota en el tejado del otro, pero nunca te escocerá no haber dado el primer paso.

No hace falta hablar horas, ni decir mucho, pero nunca callar, breve quizá, pero conciso y claro, luego, respiras hondo y disponte a escuchar la respuesta, te auguro que si la causa merecía la pena nunca te arrepentirás.

Hablar es lo que nos diferencia de los animales, el arma más infalible, todo lo que no se logra con ello mejor lo olvidamos, pero creo que mientras que haya una razón que lo merezca, merece la pena intentarlo.

 

 

 

 

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