
Costa da Morte, Galicia
Quién nos iba a decir que durante quince días de vacaciones en Galicia, solamente uno tuvo la lluvia la osadía de hacer acto de presencia.
El sol hizo su trabajo, brilló fuerte y alto y nos sorprendió dejándonos su luz hasta bien entrada las diez de la noche. Nuestro destino era O´Pindo, una aldea situada frente a la Costa da Morte; llegamos a ella por una carretera serpenteante que además se nos hizo un tanto larga, desde donde podíamos divisar un paisaje de aguas azules y bravas, comprendiendo entonces el por qué alguien dijo que en Fisterra se acababa la tierra.

Aldea de O´Pindo, Costa da Morte
Nuestro agradable y luminoso apartamento se encontraba justo en el pequeño puerto pesquero, desde donde divisábamos el Cabo de Finisterre, ese accidente geográfico que estudiamos de niños pero nunca te parece que exista de verdad, pues ahí estaba, como un gigante que todo lo vigilaba, y bajo nosotros las barquillas de los pescadores, aguardando pacientes cada mañana para salir al mar.

Puerto de Malpica de noche
Visitamos Corcubión, allí comimos un pulpo a la gallega riquísimo, nos hicimos fotos sentados en rocas inmensas a los pies del impresionante Faro de Fisterra, conocimos uno de los dos hórreos más largos de Galicia, situado en Carnota, construido en piedra, entre los años 1768 y 1783.
Una noche mágica fue aquella que después de perdernos durante un par de horas entre árboles y caminos, que se nos antojaron un verdadero laberinto, apareció ante nuestros ojos y por casualidad uno de los puertos más bonitos de la zona, el de Malpica. Colores, luces y agua clara hacían del lugar una postal impresionantemente bella.
Esto fue una parte de nuestro viaje, continuará…
Es una zona realmente increíble. Todavía conserva en muchos lugares la naturaleza en estado puro.
Cierto, es precioso el paisaje, el mar, me pareció que tenía como un halo de misterio. Un besote, gracias.