
Adolescencia, torbellino de sensaciones
Adolescencia, eres ese estado confuso y más ó menos complicado, según el carácter y las circunstancias del joven que lo padece. Un torbellino de sentimientos encontrados, ilusiones y esperanzas.
Según el día, resurges con fuerza llenando su mundo de mil colores diferentes y dándole a sus ojos la capacidad de poder ver el cielo azúl, cuando solo hay nubes que lo cubren, provocarle risas sin sentido, dejarlo ensimismado en el momento menos oportuno y hacerle sentir la persona más valiente, capaz, con más amigos y más feliz..
Pero de pronto, sin apenas darse cuenta y como por arte de magia, se puede ver engullido por mil sensaciones opuestas que lo harán sentirse vulnerable, pequeño, lleno de miedos y lo que es peor, sin saber cómo superarlos.
Todos aquellos que aún no fueron adolescentes, irremediablemente llegarán a serlo y durante un tiempo, hasta que el reloj biológico marque sus horas, tú, les elegirás el color del cristal con el que han de ver la vida, incluso les marcarás, muchas veces desacertadamente, el camino a seguir.
También serás tú la que les brindes la posibilidad de ser felices de una manera diferente y especial a cómo podrán llegar a ser en cualquier otro momento de sus vidas cuando ya lo años cuajados de experiencias les tracen otros rumbos y otras formas de hacer las cosas.
Porque tu eres ese estado emocional que jamás se repite; de ahí, que nunca volvamos a sentir, mirar, vivir, soñar, llorar, reír, querer e incluso odiar bajo ese prisma de ingenuidad y picardía a la vez, que solo tú puedes ofrecerles.