
Semana Santa de Sevilla
Son muchos años viviendo la Semana Santa, saliendo a la calle, buscando la mejor esquina, muchas horas sentados en un escalón, encaramados a una ventana o recorriendo la ciudad para encontrar aquel lugar, aquella plaza o esa iglesia donde poder ver a aquellos pasos, qué cuánto menos son puro arte.
Madrugadas enteras cuajadas de imágenes, azahar, olor a incienso y emociones, y sin embargo…. si alguien, en algún lugar del mundo nos preguntase qué es la Semana Santa ¿ cómo podríamos explicarlo?
¿Una semana de oración y de promesas para unos, de arte para otros y de vacaciones para muchos?
O quizá, ¿ Siete días de olor a incienso, bandas de música que no cesan, flores blancas y claveles rojos, crucificados doloridos y vírgenes tristes, miles de sillas en las calles, mujeres de mantilla o niños que aún hoy siguen estrenando la ropa de primavera ?
Lo mejor sería decirles que vengan, que no hay palabras que puedan expresar la emoción de un pueblo, a veces arrastrado por la devoción y otras por el folclore. La tradición de una gente que por mucho tiempo que pase sigue estando ahí, fiel a sus imágenes y a sus creencias.

El Cachorro
Habría que explicarles que llegarán a una tierra que no se caracteriza por su recogimiento, ni por su silencio, ni siquiera por sus oraciones susurradas; aquí se grita, se vitorea y se mece a una virgen dolorosa y a un señor con una cruz acuestas.
Hay que decirles a aquellos que no nos conocen, que somos un pueblo que expresamos nuestros sentimientos tal y como nos sale del corazón sin preocuparnos si son o no son las formas.
Explicarles a todos aquellos que vengan a esta tierra nuestra, que podrá gustarles o no nuestra Semana Santa, pero de lo que pueden estar seguros es que jamás olvidarán la experiencia.