
Sola…
Sola, de pronto se sintió sola, naciendo dentro de ella la necesidad de gritar, pero no podía hacerlo; deseó poder volar para subir alto, muy alto a ese lugar en el que el aire enfriara su piel, diera luz a sus pensamientos, y si fuera posible, congelara sus sueños.
Pero nada de eso fue posible, y siguió allí, unas veces persiguiendo a la noche y otras huyendo de ella. Continuó viendo amanecer cada día, derrochando sonrisas e inventando mañanas y de esa forma se labró una vida cuajada de estrellas lejanas y de quimeras extrañas, pero sola.
Decidió vagar por un camino intangible, y vivir una existencia inventada que dejaba tras ella estelas de huellas perdidas, y muchas horas de soledad que por más que intentaba llenar quedaban vacías, desiertas de vida, de sonrisas y de gente de verdad.
Pero una mañana al amanecer, un rayo de sol rozó su cara, despertando su deseo de vivir y sus ganas, ¡Y se dejó querer!
Permitió que el calor recorriera su piel, y con el cuerpo erguido, la frente levantada y su mirada hacia adelante, se dijo estar cansada de esperar para ser feliz.
Precioso, lleno de nostalgia.
Un abrazo.
Gracias una vez más María. Besitos.