
Siempre y nunca
Siempre y nunca, dos palabras que tomadas al pie de la letra son demasiado definitivas y determinantes; incluso podrían llegar a comprometernos.
Si las usas literalmente y con todo su significado atente a las consecuencias, porque tras ellas no hay marcha atrás.
Estos dos cortos adverbios de tiempo son en el uso excesivamente largos y desmesuradamente concluyentes, no dándote la oportunidad de arrepentirte.
Curiosamente, no existen dos antónimos tan sumamente iguales en su significado, y a la vez tan perfectamente contrarios, convirtiéndote ambos en exagerado y atrevido cuando los utilizas alegremente, porque cualquiera de los dos indica demasiado tiempo.
Siempre, un largo presente y nunca, un infinito futuro.
Decir siempre es dilatar un instante, y pronunciar nunca alargar un momento; pero ambos pueden convertir a la vida en una gran promesa rota o en una continua amenaza, ya que los dos adverbios son difíciles de cumplir.
Siempre diré la verdad, nunca he de volver, siempre te he de odiar y nunca te perdonaré…
Demasiado tiempo para todo.
Una buena reflexión, Pilar. Reconozco que yo, que soy bastante impulsiva, uso estas dos palabras muy a la ligera a veces… Haré propósito de enmienda :)
¡Un beso!
Jejeje, a todos nos pasa lo mismo, no lo dudes. Un abrazo.