
Pablo Ráez ha muerto
Pablo Raéz, el joven marbellí enfermo de leucemia ha muerto.
No tengo claro si fueron sus veinte años, sus salidas por la tele siempre con una sonrisa, o quizá la esperanza que se dibujaba en su rostro cada vez que nos pedía concienciación ante las donaciones de médula; no sé que ha sido, pero hoy al leer la noticia de su muerte he sentido un pinchazo en mi interior, y me ha dolido.
Dichosa enfermedad, es como una gran espada que pende sobre nuestras cabezas y que de forma indiscriminada y por sorpresa nos puede caer sin previo aviso y a traición, convertiéndonos de la noche a la mañana en las víctimas inocentes de una dolencia que se instalará en nuestro cuerpo, en nuestra alma y en nuestra vida sin el menor miramiento.
Pablo Ráez ha muerto. Él, que mantuvo la esperanza creyendo que su juventud y su espíritu de lucha le ayudarían a superarla nos ha dejado agotado y sin fuerza, la leucemia acabó con ella; pero lo que no podrá nunca llevarse será su sonrisa, sus ganas, y ese impulso que logró dar a las donaciones de médula.
De hecho, solo en la ciudad de Málaga se pasó de tener cinco donantes diarios a setenta y cinco, gracias a su manera peculiar y sincera de pedir la colaboración de todos.
Descanse en paz.