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El semáforo

El semáforo

Por el 16 de abril de 2018 en Apuntes con No comentarios

El semáforo aunque nos pueda parecer que siempre estuvo entre nosotros, no fue así; de hecho, hasta el 9 de diciembre de 1868,  no se instaló el primero en Europa, fue en la ciudad de Londres, cerquita de la Cámara de los Comunes.

Su creación fue del ingeniero ferroviario Peake Knigth y consistió en una columna de seis metros de alta, una idea que le llegó a partir de observar las señales manuales que se utilizaban en las vías de los trenes.

Este semáforo constaba de dos brazos que se levantaban para indicar el sentido y el momento en el que debían de detenerse los vehículos, siendo un policía quien debía de controlarlo de forma manual.

Conocido como el semáforo Knigth, su particularidad  consistía que desde sus comienzos contó con lámparas de gas para sus luces roja y verde, y así, poder ser visto de noche.

Parece ser que unas semanas después de ser inagurado, la lámpara de gas explotó y el policía que lo controlaba murió en el accidente, a partir de entonces se rechazó el invento.

Ya en 1910, cuando la electricidad se adueñaba de las ciudades, el ingeniero Earnest Sirrine, un oficial de policía de Detroit, en Estados Unidos, sustituyó la lámpara de gas por electricidad, colocando el primer semàforo eléctrico en la ciudad de San Francisco, allá en 1917.

Poco más tarde, en 1920 William Potts le añadió la luz ámbar, para evitar muchos de los accidentes que ocurrían por ese cambio brusco del verde al rojo; aunque este color, tardó en llegar a los semáforos de Estados Unidos unos cuarenta años, ya que como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial hubo grandes problemas de producción.

En España, el primer semáforo se instaló en Madrid, en el cruce entre Gran Vía y la calle Alcalá el día 17 de marzo de 1926, su instalación duró casi dos meses, luego, cuando otros cruces del centro de la ciudad pasaron a estar regulados por estos ciudadanos de hierro, fue cuando pasaron a formar parte del paisaje urbanístico definitivamente.

Los madrileños celebraron festivamente la inaguración del primer semáforo, llamado faro luminoso, y cuya misión consistía en regular solo la circulación de los vehículos, no la de los peatones.

Sus tres luces verde, amarilla y roja se programaban manualmente con clavijas para establecer los momentos de cambios de color.

Así ha sido como a través de los años, han llegado a ser lo que hoy son.

¡Espero que os haya parecido curiosa la historia del semáforo!

 

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