
San Lunes
Siete brotes nacido de una misma raíz, siete hermanos de la misma madre y todos tan distintos, tan sumamente diferentes… Unos queridos y otros detestados, yo, el que más.
Los mejores, los tres últimos, con el quinto sueñan todos, con el sexto disfrutan y con el último sienten el temor de que se acabe, porque detrás de él, irremediablemente llego yo.
Conmigo vienen los madrugones, el sueño y la desgana, acabándose el ocio, los amigos y el descanso.
Soy esa oveja negra que inevitablemente tiene su sitio, todos me huyen y suspiran cuando al llegar el final de la jornada me sienten seis días lejos.
La rutina y el quehacer diario empiezan conmigo, porque después de mí la semana toma otro ritmo y otro color.
A poca gente dejo indiferente, de hecho pienso que aunque no querido, soy el más nombrado, aunque solo sea por el temor a mi llegada, y al deseo de verme marchar.
Alguien debió de reconocer el maltrato al que me veo sometido constantemente y de manera tan injusta, considerándome el más paciente, ese que soporta impasible e imperturbable las muchas quejas y lamentaciones que cada siete días y sin ningún tipo de reparo me proporciona parte del mundo.
Por todo ello, en algún lugar se me reconoció mi estoicismo y tolerancia, y alguien en algún momento de comprensión hacia mí, decidió subirme a los altares y santificarme con el nombre de San Lunes, pensó que me lo merecía.
Buenísimo y original Pilar. Los lunes tienen mala fama, pobres jajaj. Le has dado vida propia para mostrar su queja. Besos y abrazos todos querida amiga.
Muchas gracias, me encanta de que te haya gustado. Un besote guapa.