
Lúa, la princesa de mi casa
La princesa de mi casa es mi gata Lúa, su inteligencia será instintiva y seguramente estará condicionada a las necesidades que le depara la vida, como nos pasa a todas las especies, pero que es inteligente que nadie lo dude, después de casi cuatro años en casa, damos fe de ello.
Ella supo desde el primer momento como acercarse a nosotros, ganar nuestro cariño y hacerse un hueco en nuestras vidas.
Lúa, fue una gata callejera, una superviviente que retó a la vida y le ganó la partida a pesar del desprecio, el maltrato y el hambre con el que ella la trató, pero sus ganas de vivir la empujaron a ser tenaz y a creer en las personas sin importarles las negativas. De esta forma decidió desde el minuto uno seguir llamando a todas las posibles puertas mientras tuviera fuerza para hacerlo, aunque de un portazo la dejaran muchas veces con el ¡Miau! en su pequeño hocico.
Lo que nunca pudo imaginar es que estaba escrito en su destino que una noche el azar la pondría en nuestro camino, o a nosotros en el de ella, jamás sabrá lo afortunada que fue. Todo gracias a su perseverancia y a su fe en la vida, por ello hoy es la princesa de mi casa, una princesa feliz que ha sabido adaptarse y hacerse querer.
¡Una gata lista!
Muchas son las cosas que nos ha enseñado en estos años y muchas las que hemos aprendido, la más importante convivir, y hacerlo con arreglo a nuestras convicciones. Toda la libertad para ella en la medida que su seguridad lo permita.
Las ventanas están siempre abiertas, el sol, el aire y la lluvia permanecen a su disposición a diario, salvo en momentos puntuales, porque siempre quisimos que Lúa viviera libre, aunque controlada, ya que si algo hemos aprendido a lo largo de estos años es que un gato tiene muchísimos recursos, pero a la vez es un animal muy vulnerable.
Para ella todo vale, a todo le da una utilidad y de todo disfruta, porque a lo largo del día hay ciento de oportunidades para otear desde el tejado, limarse las uñas en un tronco, beber agua fresca de algún aspersor, tumbarse en la tierra húmeda de una maceta, echarse la siesta en la sombra de un árbol o al llegar la noche elegir la cama donde dormirá.
Una gatita libre que lo único que desea es un lugar seguro y si es posible siempre el mismo, ya que los gatos y los cambios no son buenos compañeros.
Mi princesa eligió el cómo, el dónde y el con quién quería vivir su vida, y nos escogió a nosotros, a su vez nosotros la aceptamos, y lo hicimos a sabiendas que sería para toda la vida, como no podía ser de otra manera y de esta forma llevamos juntos casi cuatro años.
Que linda gata, yo también tuve un gato que rescaté estando pequeño, lastimosamente murió, pero era el consentido de la casa
Lo siento, y me alegro que te guste mi gatita. Gracias.
Linda gata, me recuerda a la que yo tengo, hace casi un año se apareció de repente en la casa y no nos ha abandonado desde entonces, y al igual que tu gata, ella se mantiene en libertad ya que le gusta irse a vagar por los techos, pero sabiendo que aquí siempre tendrá agua, comida, una familia que la quiere y un lugar cómodo en donde descansar.
Saludos.
Cierto una historia parecida, gracias por pasar por aquí.Un saludo.
Yo no tengo gatitos por que soy asmática y no puedo tener animales. Pero si cuando voy a casa de mi hijo tiene dos gatas. Son Preciosas. Un saludo
Muchas gracias por pasar por aquí. Besitos.
Comparto con Lúa el placer de la siesta claro que no tengo su porte de reina. (¡cómo «princesa»!)
Gracias, por estar siempre por aquí, y Lúa te manda un besito gatuno.