
Una leyenda urbana de Granada
Una leyenda urbana de Granada es lo que he querido compartir hoy con todos vosotros.
Me la encontré rebuscando entre historias y curiosidades, y aunque alguien la pueda conocer, la quiero compartir con todo aquel, que como yo nunca la haya leído; ya que a pesar de ser una leyenda urbana, tiene todos los ingredientes para que pudiera suceder en cualquier otro lugar.
No olvidemos, que en demasiadas ocasiones la realidad supera con creces a la ficción.
Os cuento:
Cuatro chicas vivían juntas, pero un fin de semana como otros muchos, dos de ellas decidieron irse a pasarlo a sus respectivas ciudades, y de las dos que se quedaron en Granada, una prefirió quedarse en el piso que compartía y la otra eligió irse a pasar la noche con una amiga, no muy lejos de allí.
En un momento dado, la joven cayó en la cuenta que no había llevado pijama, quizá por la proximidad de las viviendas decidió, aunque fuera algo tarde, acercarse por él.
Abrió la puerta sigilosa, ya que por el silencio imaginó que su amiga dormía, y para no molestarla y conociendo perfectamente el lugar, ni siquiera tuvo que encender la luz, entró sin hacer ruido, y a tientas cogió lo que iba a buscar, ya que estaba exactamente donde ella lo dejó.
Luego, callada, igual que llegó, se marchó.
A la mañana siguiente, al volver a la casa, cual fue su sorpresa cuando se encontró a la policía en ella, y allí, tirada en el suelo y tapada con una sábana yacía el cuerpo sin vida de su amiga.
Estaba aterrorizada, pero su asombro llegó al momento más álgido, cuando sus ojos tropezaron con la frase de grandes letras rojas que presidía la pared central del dormitorio, y que decía:
«Suerte que no encendiste la luz»
No, no conocía esa leyenda urbana,… pero podría haber ocurrido ,… ya se sabe que la realidad suele superar a la ficción.
Saludos! y gracias por pasar por aquí.
Sí, me suena haberla escuchado, pero estas leyendas siempre apetece refrescarlas. Gracias!
Gracias a ti!!