
La buena educación
La buena educación.
Soy el camino más acertado para llegar a cualquier sitio sin atajos ni premuras, sin dudas ni preguntas, soy de forma absoluta la necesidad más imperiosa, la solución a casi todos los problemas de convivencia y la respuesta acertada para infinidad de preguntas.
Debería de ser el centro en todos los momentos y circunstancias, lo más importante y necesario, porque a partir de mí, todo es mejor.
Suavizo las palabras aligerando acusaciones, asedo los momentos más ásperos con disculpas bien pronunciadas, hago agradable una estancia aunque comenzara tensa; porque yo soy la madre de la elegancia, de las cosas bien dichas y de una conducta razonablemente clara.
Facilito todos los momentos por muy escabrosos que sean, ya que siempre usaré el tono correcto y la mejor de las entonaciones; conmigo, la convivencia es sencilla, fácil es explicarse en mi presencia, en cambio, difícil es convivir cuando se me ignora
Hago del niño un gran hombre y de la niña una mujer grande, porque desde el minuto uno, colaboro al cien por cien para que los dos lleguen a ser personas completas.
¿Me adivinaste? Sí, soy la educación, la buena educación, esa que jamás debe de faltar en vuestra mesa ni en vuestras sobremesas, como tampoco entre conocidos ni extraños, ni siquiera en los debates más encarnizados.
He de estar siempre entre vosotros, ser esa sirena que os marque la estela a seguir en el mar incierto de la convivencia; porque podréis prescindir de muchas cosas, pero desde luego nunca de mí.
Completamente de acuerdo. La buena educación nunca debe faltar en ningún sitio. Y cada vez falta en más. Un besillo.
Un aplauso para ella y para tu post que la elogia y pone de relieve, Pilar. Qué diferentes serían algunas situaciones si todos la usáramos siempre y la tuviéramos presente… ¡Genial tu texto!
Un saludo y feliz domingo.
Muchas gracias y me alegro que te haya gustado.