
El belén viviente de Medina Sidonia
El belén viviente de Medina Sidonia era algo que nos faltaba visitar, y ayer por la tarde fue el día.
Nada más llegar nos encontramos un pueblo estratégicamente cerrado con colas kilométricas para poder acceder a su centro más típico, y así poder visitar su belén viviente. Si queréis la verdad, en casi esas dos horas de cola que soportamos pacientemente la muchísima gente que allí nos encontrábamos congregadas dudábamos si era necesario ese método, con lo fácil que nos parecía que nos permitieran pasear tranquila y alegremente por sus calles y visitar el tan famoso belén.
Por fin nos dieron la libertad, y ya a nuestro aire nos fuimos encontrando con calles estrechas en las que en cada esquina se representaban distintas escenas de la época, haciendo pestiños, trabajando el hierro y cosiendo, esto fue un tanto curioso ya que lo hacían con unas máquinas de coser Singer, que aunque muy antiguas, me da a mi que en aquella época no existían ni esas ni ninguna otra, pero buenooo… una errata.
Muchas, muchas éramos las personas que recorríamos el pueblo, de hecho observando la multitud pudimos comprender el por qué de las retenciones, era imposible que todos hubiéramos entrado a la vez, hubiera sido un gran descontrol e incluso un poco peligroso en algunos puntos concretos.
Según nos dirijíamos pueblo arriba, nos encontrábamos casas y familias representativas de la época, los mayores trabajaban el mimbre, mientras los niños jugaban alrededor de la lumbre, siempre acompañados de los animales, burros y ovejas sobre todo. Así, hasta llegar a la Plaza de la Iglesia, allí junto al Arco de Belén estaba el pesebre con la Virgen, San José y el niño, un precioso bebé que se encontraba feliz de ser el protagonista, ya que no paraba de reír.
Por último, cruzando el arco llegamos a la Plaza del Ayuntamiento, presidida por un gran Árbol de Navidad de alegres luces, y una gran cantidad de cafeterías, bares y pastelerías en las que se venden los dulces típicos que todo el mundo conoce, alfajores, amarguillos, mantecados etc. Un lugar transitado por mucha gente que paseaba felizmente en una noche luminosa e iluminada.
Fue una tarde noche muy agradable, en la que el tiempo fue nuestro aliado; os sugiero que si alguna vez tenéis la oportunidad no dejéis de visitarla.
Qué bonito me parece. Tal y como lo has descrito dan unas ganas enormes de ir, a pesar de las colas.
Un besillo.
No te conozco María pero creo que te gustaría.
Pilar, muchas gracias por el articulo. Está claro que merece la pena. De estos momentos se llena la vida con sonrisas.
Feliz navidad y nuevo año.
Muchas gracias a ti y me alegro que te gustara, un abrazo.