
Un mes y medio
Un mes y medio leyendo, escribiendo, pintando, limpiando, intentando estar relajada, buscando aquellas sensaciones difíciles de encontrar en la otra rutina, en la de antes.
Estar en casa sin que me importe la hora, ni el móvil programe mi tiempo, hacer con tranquilidad aquellas cosas que a menudo quedan por hacer, en definitiva, vivir y disfrutar de ello.
Hace casi un mes y medio que me quité el reloj, aparqué el coche, dejé de plancharme el pelo, ponerme rimel en las pestañas, y vestirme con otra ropa que no fuera unas mallas y una camiseta
Todo esto, sorprendentemente dejó paso a mis casi siete kilómetros diario en bicicleta, mi gran reto, ya que soy bastante vaga para hacer ejercicio.
¡Ni yo me creo tanta organización y tanta limpieza!
Pero ya ha pasado casi un mes y medio, y lo que antes eran novedades y nuevas experiencias, se está convirtiendo en unos hábitos impuestos por este dichoso Covid-19.
Comienzo a tener la impresión de que la contemplación de la naturaleza, el disfrute de la paz y del silencio, del ocio y de la desaceleración de mi vida está muy bien, pero creo que a estas alturas de la película me parece que ya limpié mucho, descansé bastante, mi pelo necesita un planchado y mis pestañas quieren volver a ser negras.
Quiero regresar a mi trabajo, abrazar a mi niña, hacer la compra con mi madre, reír con mis hermanos y tomar unas cervezas con los amigos.
Vamos, que de lo que tengo muchas ganas es de reencontrarme con mi vida de antes, entre otras cosas, porque me gustaba.
Un mes y medio llevado con filosofía y con la esperanza de que el sol logre encontrar el camino por el que hacernos llegar la luz, esa que todos esperamos hallar al final del túnel.
Pero mientras sí y mientras no, sigamos en casa y disfrutemos de estar buenos.
¡Quédate en casa!
Haces meses que ando ausente del mundo de los blog pero hoy me topé con el tuyo de forma casual y me dio curiosidad, quizás por el lenguaje sencillo que manejas que te vuelve cercana; después leer tanta cosa rimbombante se siente como una bocanada de aire fresca el que alguien te cuente reflexiones cotidianas con las cuales identificarte o al menos empatizar.
Era de suponer que el frenar este ritmo caótico en que la sociedad estaba inmersa podía significar un gran momento para levantar la vista, contemplar nuestro alrededor y sobre todo poder escuchar; escuchar al medio-ambiente y nuestro propio interior. Como tú dices fue bueno tener tiempo, hacer pausas, sacar de la lista unos cuantos pendientes pero luego de tanto relajo se requiere un nuevo enfoque.
Veo que pasó más de un año desde que publicaste esto ¿cómo continuó?, ¿cómo te sientes ahora? Ojalá la respuesta sea positiva.
Hola, gracias por tus palabras, sí, estoy un poco desconectada, quizá falta de motivación, o quizá poca necesidad de expresarme, la pandemia silenció muchas cosas. Un saludo.
Thanks for the info that I couldn’t find anywhere.
Thanks